¡Mi perro es la mejor compañía que podría desear! Incluso sin hablar, me entiende mejor que nadie.

Es poco amoroso y cobarde hacerle esto a un inocente animalito que ni siquiera sabe defenderse y aún se sonroja con la esperanza de recuperar a su dueño... pobre perrito... pero gracias a Dios apareció...

Samantha se quedó atrás, pero tuvo la suerte de no pasar desapercibida para alguien que cambió su vida…

Los animales nunca olvidan los lugares donde son abandonados. Prueba de ello es el hecho de que muchos de ellos permanecen durante largos periodos precisamente en el lugar donde vieron por última vez a sus dueños.

¡Encontrarse con un caso como éste no es fácil! Eso fue lo que le pasó a Mary Murphy, quien, en una simple visita al supermercado de Memphis (EE.UU.), encontró a un perro aullando desesperadamente en el aparcamiento.

Al darse cuenta de la situación, Mary, voluntaria de Arrow Dog Rescue, intentó acercarse al animal, pero no pudo: el perro se resistió.

Entonces la americana decidió darle todo el tiempo que necesitara para demostrarle su confianza: cogió una silla y un libro y llevó allí también a su perrito.

Después de tres días y medio, por fin logró llegar hasta la perra y recogerla. Jeff, un amigo, ayudó a la voluntaria a llevarla a su casa (donde pasó la noche) y rápidamente le dieron un nombre: Samantha.

Al día siguiente, María llevó a su compañero al refugio de animales para realizarle controles veterinarios.

Por supuesto, la historia del perrito no dejó indiferente a nadie.